Para muchos mas hay otra manera de ver la vida y los miles de eventos a su alrededor ¡la casualidad! aquella que subdivide el mundo en una infinidad de dimensiones paralelas, en las que co-existen la realidad en que ocurrió algún evento y la realidad-bis en donde ese mismo evento ocurrió de una manera diferente, bajo otras circunstancias, bajo otras consecuencias, la única diferencia entre estas realidades es, como dirían vulgarmente, ¡La Chiripa!. Si aquel fortunio o infortunio que nos hace cambiar de parecer en el último minuto, que nos hace ir o no a pedir informes de un auto a una agencia, ofrecer o no salir a tomar una cheve a las 9:00 p.m. en pandemia, hacer tal o cual cosa que cambia, en ocasiones, radicalmente nuestras vidas.
Así es como definiremos nuestro encuentro en esta vida, como algo casual, como algún designio, como el destino. Si siguiéramos la línea lógica causa-efecto, no habría un sólo punto en común en nuestra vida para estar ahora mismo en la cumbre, mirando de frente al abismo del amor.

“No existe la casualidad, y lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas del destino”

Hoy tenemos al fin aquello que muchos no conocen, pero que darían su vida entera por sentir; aquello que hace magia, resucita, renueva, mejora, aquello que embellece todo cuanto toca; aquello que inspira; el motor mismo de la vida… ¡AMOR!